Por Roberto Cadagán
Lunes 26 de septiembre y un panorama últimamente recurrente: un vehículo con problemas mecánicos en el ingreso al puente Pedro de Valdivia generó un taco de proporciones que se prolongó en las distintas vías de acceso desde Isla Teja y la costa hacia el viaducto.
Esos atochamientos se replicaron en las calles del centro de la ciudad y la Avenida Alemania.
Esta situación de tacos y embotellamientos en la ciudad se han hecho habituales en el último tiempo; evidenciando la fragilidad del sistema vial de la capital de la ciudad de Los Ríos, y el reciente aumento considerable del parque automotriz.
Los autos han aumentado, las calles son las mismas de siempre, señalan los automovilistas.
El episodio del lunes 26 volvió a poner en la palestra la necesidad de respuestas que den soluciones a este tipo de situaciones.
Así, la posibilidad de aplicar una restricción vehicular en Valdivia vuelve a sonar como una alternativa.
En mayo pasado el consejero regional, Matías Fernández, planteaba esta posibilidad a Grupo DiarioSur.
“Los problemas se manifiestan en personas que se tienen que levantar más temprano para poder llegar a la hora a sus trabajos. A pesar de que ha habido coordinación, por ejemplo, con los horarios de los colegios o la entrada a ciertos trabajos, el problema de infraestructura vial de Valdivia está llegando a su límite", declaró.
“La restricción efectivamente puede ser una medida, pero lo importante es pensar en un plan integral que potencia el transporte público, que dote de nuevos y más recorridos, que haga que la gente finalmente prefiera el transporte público al privado”, agregó en aquella oportunidad.
Actualmente, en el país se aplica la restricción vehicular como medida sanitaria ante casos de emergencia por contaminación ambiental.
Cuando se utiliza para restringir los viajes urbanos en automóvil, esta medida forma parte de las estrategias utilizadas por la gestión de la demanda vial para permitir un uso más eficiente y equitativo del sistema de transporte urbano, evitando así grandes inversiones en infraestructura vial o la asignación de más espacio urbano para los autos.
Este tipo de restricción artificial de la demanda ante la escasez de capacidad vial se denomina en economía como racionamiento del espacio vial.
"Metodológicamente en el ámbito del transporte hay muchas cosas que están obsoletas y para nosotros una de ellas es la restricción vehicular en caso de contaminación ambiental”, comenta Carlos Huichaqueo, gerente de la consultora Rutaustral, en conversación con Grupo DiarioSur.
“Hay varios casos de contaminación, atmosférica, acústica y hay externalidades negativas que afectan la calidad de vida de las personas. En este caso la congestión vehicular afecta en ese sentido, ya que quienes van en el transporte público o en sus vehículos privados ven afectados sus tiempos de viaje”, agrega.
-¿Cuál sería la propuesta desde el punto de vista profesional?
“Corresponde que el Ministerio de Transporte y los ministerios que correspondan soliciten nuevas metodologías para evaluar esto al Ministerio del Medio Ambiente o a quien corresponde y le indique que la congestión vehicular podría considerarse una externalidad que justifique la restricción”.
-¿Cómo en el caso de Valdivia?
“Podría ser. Hay que considerar que además la congestión que se produce en esta ciudad es tan grande que no permite otras medidas de mitigación. Lo vimos con el taco que se originó en el puente Pedro de Valdivia por un auto que quedó en pana.
Uno solo provocó en todo el sistema céntrico de Valdivia un retraso de 40 minutos en los servicios de transporte. Miles de ciudadanos se vieron afectados".
-¿Cómo afectó esa situación extraordinaria el servicio de la locomoción colectiva?
“Recibimos reportes de la zona centro, sector Regional, Isla Teja, de Niebla que daban cuenta de retrasos de casi una hora. Los terminales no tuvieron retornos de buses para recorrer en los sentidos inversos.
-¿A su juicio quiénes son los encargados de encontrar una solución a la debilidad de este sistema de tránsito en la ciudad?
“Para nosotros el Ministerio de Transporte en conjunto con la Dirección de Tránsito”.
-¿Es solución una restricción vehicular?
“Hay que estudiarlo. Se ha dado como fenómeno que las personas acceden a un segundo vehículo. Entonces, se tiene que ampliar en un dígito la medida para enfrentar eso. El caso de Santiago muestra que las familias han adquirido dos o tres vehículos para desplazarse”.
El profesional explica que el sistema de tránsito en Valdivia se ve afectado cuando ocurren eventos no informados adecuadamente sin medidas de mitigación programadas, como es el caso de la apertura del puente Cau Cau.
“Cuando no se reorientan los flujos, claramente las personas se van afectadas”, enfatiza.
“Se deben generar cambios metodológicos que permitan justificar la restricción vehicular por eventos no solo de contaminación del aire, sino que también se consideren externalidades negativas provocadas por la congestión”, reitera Huichaqueo.
Para el ingeniero en tránsito, Oscar Troncoso Barrientos, es importante situarse en el contexto apropiado para hablar de una restricción vehicular.
“Esta medida de gestión de la demanda de transporte permite racionar el espacio vial ya que, como todo recurso, es limitado y debe ser distribuido de forma equitativa en el territorio”, comenta a Grupo DiarioSur.
“Hay que poner especial atención en los usuarios más vulnerables de la vía; estos son, peatones, bicicletas y otros modos de transporte alternativo, como el servicio público y en el caso de Valdivia, el ámbito fluvial, donde actualmente, existe oferta de transporte, con un enfoque sustentable y con gran valor social”, agrega.
-¿Cuándo es posible aplicar una restricción vehicular?
“En contextos críticos; es decir, cuando ninguna otra medida, ya sea en particular o coordinada, entregue una solución concreta y satisfactoria. Debe ser evaluada en función de diversos factores, no sólo flujos vehiculares o el nivel de servicio de la vía, por lo que es importante pensar en la oferta de transporte público, su alcance, cobertura, frecuencia y la posibilidad que tienen todas las personas para acceder a él".
Para Troncoso, las ciudades en todo el mundo comparten un problema: están planificadas y construidas en función del modo de transporte privado motorizado, uno de los menos eficientes respecto a costo, uso del espacio y capacidad de pasajeros transportados.
“Este enfoque centrado en el auto ha relegado a planos inferiores a otros usuarios de la vía, quitando espacio para entregarlo al automóvil particular, fomentando el problema, en lugar de solucionarlo”, señala.
“Es importante pensar en Valdivia como una ciudad que atrae muchos viajes en todos los modos de transporte que coexisten en el área urbana y donde también se configura un sistema de actividades amplio y diverso, tanto a nivel productivo como recreativo, donde el turismo y el estudio son elementos que no pueden ser excluidos del análisis”, agrega.
-¿Cómo estamos a nivel local?
“El aumento del parque vehicular ha sido explosivo y exponencial, lo que significa que hay más personas que poseen un vehículo y lo prefieren por encima de otras alternativas, lo que es legítimo; sin embargo, si se suma la cantidad de personas que ahora posee un vehículo y piensa venir a pasar sus vacaciones a Valdivia, quizá estemos en la puerta de un escenario de sobresaturación crítico”.
-¿Funcionaría una restricción vehicular?
“Es posible que ante dicho escenario, la restricción no sea suficiente por sí sola. Quizás permita mitigar parte de los impactos. Insisto en que debe haber un trabajo coordinado, transversal, integral e incluso democrático, que permita identificar las necesidades de transporte de las personas y permita proyectar medidas complementarias asociadas a esas necesidades y especialmente diseñadas para cubrirlas”.
-¿Qué acción emplear?
“Una buena fórmula, es la ampliación de la oferta de transporte público, el fomento de modos de transporte alternativos y una fiscalización constante. Todo modelo debe ajustarse a la realidad local y calibrarse con la experiencia. No es posible entregar soluciones automáticas, ya que estamos situados en la realidad y nos enfrentamos a problemas que, lamentablemente, se vuelven cotidianos en las ciudades del mundo”.
Jean Pierre Ugarte, seremi de Transporte de la Región de Los Ríos, en entrevista con Grupo DiarioSur señala que “el ministerio está atento a las condiciones del tránsito".
"Acá en Valdivia se da la ley de la oferta y la demanda. La demanda de los automovilistas por el uso de las vías, y la oferta vial. Hay un descalabro donde la oferta no da para la demanda existente”, explica.
Según Ugarte, hay cuellos de botella en Isla Teja donde las pistas convergen en el puente Pedro de Valdivia. "Nos queda cero margen de error ante cualquier imprevisto que se origine ahí. Se requiere más oferta vial", señala.
“Lo que se necesita es ocupar bien las vías. Hacemos fiscalizaciones no solo en Valdivia, sino en la región por este tema. También hacemos educación vial a niños y adultos, y la Dirección de Transporte Público Regional gestiona ese ámbito que queremos favorecer para descongestionar las calles", detalla.
Y agrega: "La sincronización de los semáforos no descongestiona las calles, pero si sobresaturamos las vías da lo mismo que estos implementos estén coordinados”.
Ugarte además dice que la Unidad Operativa de Control de Tránsito (UOCT) es un regulador de la demanda vial y solo tiene potestad en el centro de Valdivia. “Cuando hay congestión en otros sectores como la salida sur de la ciudad o cerca de los colegios, el MTT no lo puede manejar”, destaca.
-¿De quién es la responsabilidad cuando se generan tacos?
“En primera instancia de los usuarios. Lo ideal es usar el transporte público. Hay que generar un trabajo con la Dirección de Tránsito del municipio. Nosotros como dinamizador también intervenimos".
-¿La construcción de un nuevo puente a Isla Teja sería la solución para evitar los tacos en el centro de la ciudad?
“Sí, brinda más oferta vial, brinda alternativas de movilidad y de desarrollo. Pero hay que planificar la ciudad. Si hacemos puentes por la necesidad, va a haber una mejor conectividad y eso va a generar que el parque automotriz siga creciendo. En el mediano y largo plazo se volverían a colapsar".
-¿Cuál es la solución?
“El transporte público. Podríamos sacar de 10 a 20 vehículos particulares por micro. Entendemos que no es algo de la noche a la mañana, pero hay que implementarlo y seguir el ejemplo de las ciudades exitosas".
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