Los Ríos quedó entre la mayoría de territorios que no se decidieron por una persona para llevarla al nuevo cargo de gobernador o gobernadora regional, cuyas funciones y atribuciones no están claras ni para los que redactaron la ley que lo creaba, pero que por el momento servirá para que los vencedores celebren y hagan huichipirichu o lero lero a los que quedaron con cola.
Los electores de este territorio tendremos que presenciar la definición a penales entre la señora Gatica y el señor Cuvertino, cuyo desenlace a todas luces se ve incierto. Que la cuenta final se incline hacia uno u otro bando dependerá del trabajo que hagan los respectivos comandos en los días que restan para el desempate, tratando de convencer de que vayan a votar a los potenciales adherentes que se hicieron los indiferentes el fin de semana pasado y también tratando de robar los huevos al águila, es decir, de persuadir a votantes de convicciones no muy robustas, que es muy sano y conveniente darse vuelta la chaqueta.
Veremos qué pasa el 13 de junio en la carrera hacia ese amorfo mandato.
En cambio, las restante elecciones del sábado y domingo pasados estuvieron mucho más generosas en la entrega de resultados, que fueron de todo tipo, desde lo esperado hasta las grandes sorpresas, incluyendo más de alguna paliza que posiblemente no estaba en los cálculos de los que quedaron arriba ni de los guatones Loyola que quedaron como cacerola, comadre Lola.
Entre los convencionales constituyentes parece que los escrutinios se acercaron a lo aguardado y a los elegidos solo podemos desear una buena gestión y que dejen a Los Ríos muy bien puesta por el aporte de iniciativas entre sus 151 pares. Hay harta pega para extirpar los viejos males de nuestro querido país, pero lograr avances en la descentralización me parece fundamental. El centralismo, que no ha parado de crecer, casi sin que los afectados nos demos cuenta, es una de las formas de desigualdad más brutales que tenemos encima.
En cuanto a las municipales, hubo ¡Plop! al por mayor, con una marcada tendencia -la misma que se observó en el resto del país- a los cambios en los equipos.
Por años hemos escuchado a nuestros vecinos reclamar porque siempre ganaban los mismos. Es curioso, porque quienes elegían siempre a los mismos era, precisamente, los que se quejaban.
Ahora no ganaron los mismos de siempre, porque el público exigió la presencia en cancha de entrenadores y jugadores más jóvenes, y además las hinchadas optaron por alentar a clubes menos tradicionales. Es hora de dar descanso a los viejos cracks, fue la consigna y la gran enseñanza de mediados de mayo.
Los que llegaron a las urnas se encontraron con que Jurassic Park estaba cerrado y que a los dinosaurios los habían mandado a la banca, por lo menos por un tiempo.
Queda planteada la duda de si volverán algún día o si quedarán en conserva hasta que otro meteorito sacuda la Tierra hasta el núcleo.
De partida, veremos qué pasa en el resto del año, que será muy movido en materia de votaciones. Después de la segunda vuelta (o definición a penales) en las regiones, el 18 de julio vienen las primarias presidenciales y parlamentarias, y el 21 de noviembre, la madre y las hijas de todas las batallas, perdón, elecciones, de Presidente (a) de la República, de senadores (as) y de diputados (as).
Víctor Pineda Riveros
Periodista
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