Historias DiarioSur

Iglesia San Francisco, un patrimonio arquitectónico y de fe

Por Pablo Santiesteban / 19 de abril de 2025 | 16:00
En 1928 el viejo templo se incendió y en 1931 se levantó el templo que todo Valdivia conoce. Crédito: redes sociales.
[#HistoriasDiarioSur] El templo es parte de la historia de la calle Pérez Rosales y de los vecinos del barrio Centro y Barrios Bajos.

Entre las décadas de los setenta y de los ochenta del siglo XX los turistas que llegaban a Valdivia tendían a confundir la iglesia San Francisco, ubicada en calle Pérez Rosales, con la Catedral de la ciudad, considerando su llamativo estilo arquitectónico neorrománico.

Había que entrar a explicarles a las visitas que la bella iglesia de calle Pérez Rosales no era la catedral, sino que una de las más antiguas y que tras el terremoto de 1960 el principal templo de Valdivia se destruyó y se construyó un edificio de madera que tardó años en levantarse.

 La actual iglesia San Francisco data de 1931, es la más antigua de Valdivia, y fue levantada después de un terrible incendio que ocurrió un 27 de diciembre de 1928 donde fallecieron calcinados dos frailes capuchinos bávaros, los padres Albuino y Eucario, en un hecho que impactó a los valdivianos de la época y que se registra en El Correo de Valdivia.

La orden franciscana había llegado casi con el mismo inicio de la conquista de Chile por los españoles y se instaló en Valdivia en 1645, con los padres Juan Jiménez y José Tamayo. Primero levantaron el Convento San Antonio de Mancera, a cargo de ocho religiosos, que atendían las capillas de los castillos de la costa.

Luego de la expulsión de los jesuitas de las colonias españolas en 1767, el 21 de febrero de 1769 llegan a Valdivia cuatro religiosos franciscanos del Colegio de Chillán. Ellos ponen la primera piedra del primer convento franciscano en la ciudad el 8 de diciembre de 1786.

Frontis de la iglesia San Francisco. Crédito: redes sociales.

El incendio

Según el libro del padre Gabriel Guarda “Historia de la iglesia en Valdivia” (2000) el 24 de noviembre de 1861 se puso la primera piedra de la iglesia San Francisco, templo construido por el padre capuchino Tadeo de Pfätter.

Guarda añade en su libro que el templo tenía una casa misional, una escuela, talleres, anexos y la residencia de los padres. La instalación de esta iglesia de los franciscanos hizo que la calle que llega actualmente hasta la Plaza se denominara calle de San Francisco y que con los años cambió su nombre al de Pérez Rosales.

En 1887 se agregó a este templo una nueva sacristía y en 1896 un segundo piso al convento.

El libro de Guarda indica que la iglesia San Francisco fue destruida por un incendio el 27 de noviembre de 1928 en “extrañas circunstancias” y que en dicho desastre fallecieron los padres Albuino de Senden y Eucario de Wörth, dos sacerdotes queridos por la comunidad, en especial de los vecinos de los Barrios Bajos.

Eucario de Wörth, de hecho, se había dado a conocer por su trabajo en la misión de la iglesia San Antonio de Padua de Pelchuquín, donde tuvo una buena llegada con las comunidades mapuches de dicha localidad a comienzos de la década de 1910.

En un libro del investigador Boris Borneck, éste indica que el desastre hizo que la ciudadanía culpara al alcalde de la época, Carlos Bennet, quien buscaba una manera de prolongar la calle hacia Barrios Bajos, lo que implicaba la demolición de la iglesia, hecho al que se oponían los religiosos y parte de la comunidad.

Nace una vocación

La noticia del desastre de la iglesia San Francisco llegó hasta el mismísimo Vaticano. En 1929, las jóvenes manos del sacerdote chileno Francisco Valdés Subercaseaux tomaban el periódico "L' Osservatore Romano" y leyeron la noticia que llegaba desde su país.

En dicho momento, Valdés era sacerdote diocesano y al leer la noticia de la muerte de los dos frailes, sumado a otros acontecimientos, se emocionó tanto que decidió entrar a la orden capuchina. Con el tiempo fray Francisco Valdés se convertiría en Obispo de Osorno y en apóstol de la paz en el sur de Chile, falleciendo con fama de santidad en 1982.

El mismo religioso cuenta su experiencia en una carta que escribió a su familia y que se publicó en un libro autobiográfico: Estábamos en el Pío Latino (seminario) de vacaciones en Montenero, cerca de Livorno en Toscana. En el "Osservatore Romano" leí un día la siguiente noticia: "Misiones de Araucanía, Chile. Voraz incendio destruyó convento de San Francisco en Valdivia. Mueren carbonizados los padres Albuino y Eucario, misioneros capuchinos bávaros." La sangre se detuvo en mis venas y quedé como enajenado. Un signo como éste no podía quedar ya sin respuesta".

El hecho terrible de Valdivia definió así la vocación de Francisco Subercaseux.

La calle San Francisco a inicios de 1900 y al fondo se ve la antigua iglesia que se quemó en 1928. Crédito: Foto de Rodolfo Knittel.

La actual iglesia

En 1929 se encomendó la construcción de un nuevo templo dedicado a San Francisco de Asís y para ello se contrató al arquitecto Pablo Berner.

La construcción de la nueva iglesia permitió la prolongación de la calle Pérez Rosales hacia el sur, pero la iglesia fue reconocida en la actualidad como un hito patrimonial de la ciudad. En la restauración se incluyeron valiosos vitrales, entre ellos dos principales del altar que representan a Francisco de Asís e Isabel de Turingia.

La iglesia fue entregada definitivamente en 1931. Más adelante, posiblemente en la década de 1950, el artista Peter Horn hizo el mural donde se aprecia la escena de los estigmas de San Francisco y su visión de Cristo con alas de serafín.

A inicios de 1950 se vuelve a instalar el convento de San Francisco y en 1953 se ordena en el templo al primer capuchino mapuche, fray Severino de Freire.

El templo y el convento fue sometido a reparaciones en 1977. También fue conocida la Escuela San Francisco que atendía a niños y jóvenes de los Barrios Bajos, el comedor San Antonio de Padua que aún brinda ayuda de alimentación y los integrantes de la Juventud Franciscana (Jufra) que marcaron una época en la pastoral juvenil.

Padre Isidoro Schwamm. Crédito: redes sociales. 

Sin franciscanos

En 2005 los vecinos de la iglesia San Francisco recibieron una noticia que les dolió. La administración nacional de la Iglesia Católica decretó el término de los servicios de la misión capuchina en Valdivia, situación que provocó descontento entre la comunidad católica y hasta protestas ante el obispo de la época Ignacio Ducasse y que incluso llegaron hasta El Vaticano.

Uno de los capuchinos más recordados y queridos de Valdivia, el padre Isidoro Schwamm, falleció meses antes de la partida de la congregación a Pucón, a sus 92 años. El último capuchino de Valdivia fue el padre Elmar Boos, quien cerró simbólicamente las puertas del templo y meses después, en diciembre de 2006, moriría en su retiro de Pucón.

El convento San Francisco, ya administrado por la Diócesis de Valdivia, fue declarado Monumento Nacional con categoría de Monumento Histórico el 18 de julio de 2007 y se encuentra en la Zona Típica de Valdivia.

El 12 de agosto de 2013 un incendio afectó las dependencias anexas a la iglesia, siendo destruidos un albergue y un comedor. Producto del fuego y del agua, uno de los antiguos vitrales del altar mayor fue seriamente dañado y posteriormente reparado gracias a que la casa artística que los elaboró en Alemania en 1929, aún tenía los moldes originales de la obra.

En 2019, en medio del contexto del estallido social, la iglesia sufrió destrozos de antisociales que intentaron prenderle fuego y que destruyeron imágenes religiosas.

Actualmente el templo sigue siendo un ícono de la fe de la iglesia valdiviana y del patrimonio arquitectónico de una época esencial de la historia de la ciudad.

La iglesia actual que diseñó y levantó el arquitecto Pablo Berner. Crédito: Consejo Nacional de Monumentos.

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