En el marco del proyecto Fondecyt Regular N.º 1230960, “Restaurando la funcionalidad de los bosques templados luego de incendios”, un grupo de profesionales liderados por el doctor e investigador del Instituto Forestal de Chile (INFOR), Jan Bannister, estudiaron durante dos semanas en el mes de enero 2024 la integridad ecológica de los últimos bosques en buen estado de conservación del Parque Nacional Torres del Paine.
Entre terrenos naturales extensos y ventosos, largas caminatas se realizaron para llegar al corazón de la “Octava Maravilla del Mundo”, el Parque Nacional de Las Torres del Paine creado en 1959, en donde el grupo de expertos se enfrentaron a un tiempo limitado como factor extra para recolectar la mayor cantidad de información posible. Parte de los desafíos de esta investigación fue ubicar los bosques no alcanzados por el fuego de los incendios de las últimas décadas, para poder estudiarlos.
A diferencia de terrenos anteriores realizados en la Isla de Chiloé, el doctor Bannister mencionó haberse sentido en estado de shock al comparar las zonas afectadas por el fuego y las inalteradas, realizando un hincapié en la responsabilidad humana a la hora de interactuar con el parque. “En la zona aún se puede ver reflejado el impacto de los incendios de los años 80´ (con más de 13 mil hectáreas quemadas), 2005 (con más de 15 mil hectáreas quemadas) y 2011 (con más de 17 mil hectáreas quemadas)”. El Parque Nacional Torres del Paine se ha recuperado muy lento de la seguidilla de incendios, y por lo mismo, “es esencial estudiar la dinámica de los bosques no quemados de lenga (Nothofagus pumilio), para poder saber cómo fomentar una recuperación más rápida”, añadió.
Con el apoyo del doctor y co-investigador, Osvaldo Vidal, de la Universidad de Magallanes (UMAG), y la orientación de guardaparques de CONAF, fue posible conseguir datos relevantes para el estudio de los bosques no quemados, los cuales se encuentran fuera de áreas turísticas y de acceso restringido. El terreno de 14 días permitió hacer un levantamiento de información ecológica clave sobre la estructura, composición florística y funcionalidad de los bosques en condiciones naturales. Esta información de referencia es clave para poder monitorear los tremendos esfuerzos de restauración que se han realizado en los últimos años en el Parque.
La investigación arrojó resultados positivos, indicó el doctor Bannister, pues “en el parque aún existen bosques que sirven de referencia para monitorear la tasa de recuperación de los sectores quemados donde se han realizado acciones de restauración”. Además, indicó que “los bosques sí se están recuperando, pero a un ritmo lento. Nosotros debemos darle las herramientas a ese bosque quemado para que pueda restaurarse, y para eso es clave estudiar los bosques que no fueron quemados”. Es un escenario esperanzador ver que alrededor de estos bosques remanentes se está recuperando el bosque de forma natural”.
“El desafío está en ver cómo uno puede reproducir la dinámica natural de estos bosques en los sitios quemados”, planteó. Con el material recolectado y un año de plazo para el siguiente terreno, donde se monitoreará las acciones de restauración realizadas en el Parque, el doctor Jan Bannister confesó sentirse emocionado, ya que “tendremos el panorama completo y podremos hacer un diagnóstico de la situación actual y recomendaciones sobre cómo fomentar la restauración de estos bosques luego de incendios”.
En temas de proyecciones, el experto comentó que la paciencia es la mejor virtud, pues si bien el bosque anticipa un panorama verde y frondoso, tomará años poder lograr una recuperación de la integridad ecológica de estos bosques.
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