Este domingo 22 de mayo se celebra un nuevo Día de la Diversidad Biológica o Día de la Biodiversidad, una efeméride ambiental que encuentra al planeta en un momento crucial para definir un nuevo marco que proteja la naturaleza hacia el futuro.
Esa es la visión que Rodrigo Catalán, director de Conservación de WWF Chile, puso en relieve en la jornada, al turno que explicó que las denominadas "20 metas de Aichi” suscritas en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica, caducaron sin que llegaran a cumplirse cabalmente.
En su reemplazo, afirma el profesional, se debe establecer un nuevo pacto para la protección de la naturaleza, que permita detener la creciente pérdida de especies y ecosistemas a nivel mundial y también en Chile.
“Creemos que Chile tiene la capacidad de tomar un liderazgo en una de las metas más importantes para salvaguardar la biodiversidad: la protección efectiva del 30% de los océanos y territorios al 2030 con un enfoque basado en derechos humanos y equidad social”, señaló Catalán.
Precisó que aunque el país ya cuenta con un 42% de la superficie marina y un 21% de la terrestre bajo alguna figura de protección ambiental, aún quedan brechas territoriales y de representación que deben ser subsanadas.
Desafíos
A ello se suman diversos desafíos, como la implementación de una conservación efectiva con planes de manejo, que vaya más allá de la mera declaración de áreas protegidas, así como un financiamiento sostenible para éstas, además del establecimiento de una amplia participación de comunidades locales e indígenas, con equidad social y de género.
Asimismo, otro punto crítico a juicio del especialista es abordar la protección de la biodiversidad fuera de las áreas protegidas, como es el caso de los paisajes productivos.
Según indica el Informe Planeta Vivo 2020 de WWF, entre 1970 y 2016 las poblaciones de vertebrados han caído un 68% a nivel global; a ello se suman los datos de un reciente informe de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), que advierte que cerca de un millón de especies animales y vegetales están amenazadas por diversos impactos humanos, tanto directos como indirectos.
“Proteger la naturaleza no es una moda o un gusto que se puedan dar algunos países con grandes recursos, sino que se trata de una necesidad básica, sobre todo para países como Chile, con una alta dependencia de su biodiversidad y ecosistemas", aseguró Catalán.
Añadió que "la crisis sanitaria y la irrupción de conflictos bélicos muestran lo frágil de nuestra forma de vida y nos recuerdan que dependemos de la naturaleza para satisfacer necesidades vitales como la alimentación, donde la acción de polinizadores como las abejas es crucial, así como la existencia y salud de una diversidad de plantas y animales. Por tanto, conservar la biodiversidad claramente aporta a nuestra seguridad y soberanía alimentaria y ayuda, por ejemplo, a adaptarnos a los impactos climáticos, entre otros beneficios.
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