Angela Huenuqueo Ñancucheo, ya alcanzó las nueve décadas de vida, vive junto a su esposo en Llifén, el mismo lugar en el que vive desde hace tanto tiempo, y por el que puso todo su esfuerzo como dirigenta social, aunque pocos lo recuerdan ya.
Por eso nos dimos a la tarea de traer hasta nuestra época las memorias de esta mujer, que participó activamente del proyecto que permitió dotar de energía eléctrica a Llifén, que ha liderado organizaciones sociales, que sufrió la represión de la dictadura en 1973, y años más tarde fue invitada a compartir con la primera presidenta de la República en el palacio de La Moneda.
LOS INICIOS DE LA DIRIGENTA SOCIAL
Antes del año 1970, la señora Ángela era integrante del Centro de Madres Gabriela Mistral de Llifén, el que dejó de funcionar después de las elecciones presidenciales de ese año. Hacia noviembre de 1970, el gobernador de Río Bueno (jurisdicción a la que Llifén pertenecía en esa época), llamó vía radial a las organizaciones para que se presentaran a fin de recibir regalos para los niños en navidad, pero como el centro de madres estaba inactivo, doña Ángela tomó la decisión de llamar a una reunión en la casa de la presidenta de la organización para retomar el trabajo y no perder el beneficio para los niños.
“Entonces yo llamé a las mujeres a la casa de la presidenta, entonces fueron las mujeres a la reunión, y una de las socias dijo ¿quién llamó a esta reunión? Yo llamé a esta reunión le dije, y la señora dijo; Yo con comunistas no quiero nada y me voy, y se fueron las mujeres y quedamos unas pocas”, a esas alturas el descontento por la elección de Salvador Allende había polarizado a la sociedad, incluso en un lugar tan lejano al centro político de Chile como es Llifén.
Pero el asunto no quedó allí solamente, y el tesón de Ángela Huenuqueo queda claro cuando propone una alternativa a las pocas mujeres que quedaron de la fallida reunión; “saben qué les dije yo, organicemos un comité de navidad, para poder ir a buscar los regalos para los niños a Río Bueno”, se juntaron 7 mujeres, formaron el comité y partieron a Río Bueno a entregar la solicitud de regalos y una once para los niños, “Y lo hicimos, y en esa reunión que tuvimos, en la once y les entregamos regalos a los niños, ahí acordamos organizar de nuevo otro centro de madres, y pongámosle Unión y Progreso”, así nació el nuevo centro de madres de Llifén, el que Ángela Huenuqueo presidió hasta el día 11 de septiembre de 1973.
LA LUZ PARA LLIFÉN
El trabajo que dio por resultado la llegada de la electricidad a Llifén comienza cuando Ángela Huenuqueo aún formaba parte del centro de madres Gabriela Mistral, cuando organizaciones, instituciones, comercio y vecinos de la zona envían un oficio a la gobernación de Río Bueno, indicando la sentida necesidad de la falta de luz eléctrica y solicitan que este servicio sea instalado en Llifén.
La gobernación acogió la solicitud y se dictaminó el inicio de la instalación de los postes que sustentarían las instalaciones de la electricidad que por primera vez alumbraría a Llifén.
Pero nuevamente, las consecuencias de las elecciones de 1970 interrumpieron el avance de los trabajos, o mejor dicho el trabajo retrocedió, cuando un día los vecinos se dieron cuenta que los postes instalados estaban siendo retirados; “Ahí vinieron a invitarme, el director de la escuela que era don Nibaldo Miranda, el otro era Jorge Soto, y Eustaquio Provoste, vinieron a invitarme para ir a la intendencia a Valdivia, a reclamar la luz”.
El intendente recibió a la pequeña comitiva de llifeninos, sin embargo el primer recibimiento fue más bien hosco; “Andan tan apurados con la luz ¿y por qué no lo habían hecho antes?”, fueron las palabras del intendente, “entonces saqué la carta (autorizando la instalación de la electricidad en Llifén) que nos había dado el gobernador de Río Bueno, y ahí le dije al intendente; Para que no diga usted que vinimos por primera vez donde el señor intendente reclamando por la luz, aquí está mi justificación, le dije. Ahí el hombre cambió de carácter, y dijo voy a hablar a Santiago para que siga la luz en Llifén, estuvo muy bien que hicieron esto, nos dijo”.
“Cuando volvimos a Llifén, la gente nos estaba esperando en la escuela, ¿y qué tal les fue? Dijo un caballero, y Jorge Soto le dijo; mire, si no vamos con la señora Ángela no hacíamos nada, ella fue la primera persona que se presentó para reclamar la luz, así que vamos a tener la luz otra vez”.
Sin embargo no todos estaban contentos con la llegada de la luz porque “la política es así, porque nosotros fuimos de la izquierda y ganamos con el presidente Allende, y habían personas que no les gustó eso, y cuando se instaló la luz hubo gente que no la quiso, porque trabajo de comunistas no iban a recibir, y no la aceptaron. Después ya se dieron cuenta que había que poner luz y entonces la pidieron, pero ya les costó más cara la instalación”.
EL QUIEBRE DEL 73
Como dirigenta del Centro de Madres Unión y Progreso, organización conformada en pleno gobierno de la Unidad Popular, las consecuencias directas del golpe de Estado de 1973 cayeron con fuerza sobre Ángela Huenuqueo, que recuerda cómo un día el jefe del retén de Llifén llegó a su casa para detenerla, y ordenó a sus subalternos llevarla hasta el carro policial, todo delante de sus hijos que en ese tiempo eran pequeños, “no les conmueve el alma ver a esos chicos llorando, les dije yo”, la respuesta del jefe del retén fueron 3 balazos al aire, “así me gusta mierda cuando revientan las balas”, fue la contrarespuesta que recibió de parte de doña Ángela antes de ser llevada a rastras y encerrada por todo un día en el retén, sin ser interrogada ni informada de la razón de su detención.
Sin embargo el jefe del retén se arrepintió de haberla detenido y así se lo hizo saber, según lo que relata doña Ángela, que cuando fue puesta en libertad, él le ofreció su protección en caso de que alguien la tratara mal.
CONOCIENDO A LA PRESIDENTA
Una vez que retornó la democracia, Ángela Huenuqueo retomó sus labores dirigenciales, y con el paso de algunos años llegó un inesperado reconocimiento, cuando Michelle Bachelet asumió su primer mandato.
“La intendencia informó que la presidenta quería reunirse con dirigentes de las comunidades indígenas, yo en ese tiempo era presidenta de la comunidad de Caunahue, así que me eligieron para que fuera a Santiago a representar mi comunidad”.
La enviaron a Santiago con gastos pagados, con una indicación bien precisa; “Un joven en Valdivia me había dicho, señora Ángela usted está nombrada como la primera persona que se va a presentar en La Moneda”, de esa forma, con algo de temor por la responsabilidad de ser quien abriera la ronda de presentaciones, se hizo de valor y con voz firme habló ante la audiencia y ante la presidenta de la República; “Mari mari Lagmien, mari mari presidente de la República”, con esas palabras no tuvo más temores, y el discurso que siguió fue solo un detalle para una dirigenta social con la experiencia que ella tiene.
EL LLIFEN DE HOY
A pesar de la edad que doña Ángela tiene actualmente, y que su salud ya no es tan buena, su preocupación por su tierra de siempre no ha mermado, y sus convicciones son claras, le guste a quien le guste. Se declara en contra de los proyectos hidroeléctricos, y de todo aquello que perturbe la tranquilidad de Llifén y sus habitantes; “Una vez vinieron personas, y llamaron a la gente de Llifén para presentarles el Plan Regulador. Yo no tenía idea de eso, y la gente empezó a decir que era para organizar el pueblo de Llifén, fui a las reuniones y me paré yo, miren les dije, me gustaría saber quién va a regularizar Llifén para pueblo, este lugar es comunidad indígena, no es para pueblo, es indígena con documentos y todo, así que nosotros los indígenas no permitimos que este lugar se regularice para pueblo”.
Así ha sido la vida de una mujer luchadora y valiente, que ha sacado la voz cuando otros no lo han hecho, demostrando que la dirigencia social puede generar mucho aunque a la mano se tenga poco, y sin embargo sus logros y triunfos los lleva con humildad, e igual de importante es que conserva intacto su amor por Llifén.
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