500 ecoladrillos faltantes y poco más de un mes de plazo tienen intranquilo al docente René Valencia, quien en 2015 se propuso edificar un muro de desechos plásticos en el Liceo San Conrado de Futrono, y de paso dejar un legado medioambiental en la comunidad liceana y local.
Este 30 de junio vence el plazo y así como abunda la incertidumbre, abunda también su ánimo para llegar a la meta. Valencia necesita manos, necesita ayuda.
3000 ecoladrillos reutilizados para 60 metros de cierre perimetral es el nombre del proyecto que gracias al apoyo del Centro de Padres del liceo particular subvencionado y de la Municipalidad de Futrono, a través de la Unidad de Medioambiente, se adjudicó un monto de 5 millones de pesos del Fondo de Protección Ambiental (FPA).
Un proyecto que pasó de ser un desafío a una verdadera aventura para Valencia, quien pasa día y noche pensando e ideando la forma de optimizar el poco tiempo que queda antes del plazo, más cuando no existe una guía ni un antecedente directo para su innovadora creación.
PROCESO
Explica que los ecoladrillos, botellas plásticas de tamaños similares con envoltorios plásticos en su interior, se ensamblan al interior de una estructura metálica para luego pasar hasta una improvisada mesa vibradora, antes de convertirse en placas de cemento que darán forma y firmeza al muro divisorio.
Agrega también que muchos ecoladrillos donados no podrán ser utilizados pues en su interior contienen papel, y no plástico como debería ser para darle la consistencia necesaria. De todas formas agradece el interés que ha creado esta y otras iniciativas amigas del medio ambiente que son de su autoría, como la recolección que realizó el “hombre de plástico” hace algunos meses. VER NOTA.
De igual manera agradeció el trabajo de todos quienes se han sumado en mayor o menor medida al proceso que más allá de sacar de circulación 3 mil botellas plásticas que tardarían cientos de años en degradarse, está contribuyendo en generar una real conciencia del planeta que nos rodea y cómo nuestras acciones tienen un impacto en el medio ambiente
El líder de este movimiento ambientalista de Futrono ha dedicado días enteros al ensamblaje de las botellas, formando los paneles, pensando, dudando, contra el tiempo, pero siempre con la determinación que el 30 de junio los 60 metros de muro estarán terminados y bendecidos.
Junto con invitar a que padres, apoderados y estudiantes se sumen a la tarea de sacar adelante el proyecto antes del 30 de junio, agradeció el apoyo de toda la comunidad que se ha sumado; padres y apoderados, brigada ecológica del Colegio Balmaceda y a las personas que de manera desinteresada han aportado con ecoladrillos.
Valencia destacó el apoyo de la alcaldesa Sarita Jaramillo que autorizó 8 jornadas de mano de obra municipal (1 trabajador). Destacó al vecino del recinto educacional, José Morales Guerrero, quien se comprometió a derribar el muro que separa su vivienda del liceo para la edificación del muro ecológico y al concejal Claudio Lavado que aportó financiando un ayudante por 2 días, así como a muchos que se han sumado a esta cruzada ecológica.
Sin embargo, Valencia está nervioso. Sabe que debe comenzar el armado de los paneles y el tiempo no corre a su favor, pero si su determinación de terminar el muro que no es sino una excusa para “sacudir” a toda una comunidad respecto del cuidado medioambiental.
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